jueves, 28 de febrero de 2008
Estudio.
Javier Blázquez
lunes, 18 de febrero de 2008
Defensa de la filosofía
Borja Lucena
Las distintas reformas que han asolado el sistema educativo español han demostrado una cumplida inquina contra la filosofía. Las programaciones oficiales que la última reforma ha excretado son inequívocas: los gobiernos de las taifas -y en esto tampoco podemos distinguir claramente entre los de "izquierdas" y los de "derechas"- reducen de nuevo el papel de la filosofía en la educación secundaria. Tanto la Comunidad de Madrid como la de Cataluña, modelos diversos de las restantes, coinciden, en los borradores que manejan, en el diseño de planes de estudio al respecto similares. Le toca el turno a la asignatura de filosofía de 1º de Bachillerato, que se reduce hasta las dos horas semanales, lo que quiere decir que se convierte en lo que fue la Ética de 4º: una "maría" condenada a irse disolviendo entre procedimientos técnicos, imposición de saberes instrumentales, promoción y mercadeo de tecnologías despojadas del auxilio del pensamiento....
En rigor, no es la filosofía lo que es extirpado del sistema educativo, sino toda vinculación con cualquier forma de universalidad. El otro día, un estudiante del conservatorio de Mallorca comparaba los estudios musicales que se llevan a cabo en Londres - y en cualquier país europeo- con la multiplicación de asignaturas tribales que soportan en los conservatorios de las comunidades autónomas étnicas. El resultado era desalentador: en éstas el currículo se convierte en un desconcierto y el estudio en un esfuerzo inútil, ya que el estudiante pierde su precioso tiempo en el conocimiento superficial de danzas populares, de tradiciones musicales del terruño, de instrumentos étnicos inútiles para cualquier forma de música compleja...., mientras, a la vez, se desliga cada vez más de la tradición musical europea. Cualquier disciplina o saber sospechosos de exceder el marco de lo inmediatamente útil, de la formación profesional y las cantinelas ideológicas, o de desbordar el nicho ecológico étnico, atrae sobre sí una mirada vigilante y desconfiada. Cualquier referencia a lo que traspasa las particularidades es minuciosamente reprimida, de manera que el objeto ideal de la educación pasa a ser -en vez de la incorporación al mundo compartido- la confinación en lo cercano, en las ceremonias de la tribu, en los rituales de la adoración a la gens y a la tierra. Ya excluyeron cualquier atisbo de Literatura Universal para reducir la experiencia a los límites angostos y manejables de "lo propio"; ahora, apartando a la filosofía, destruyen deliberadamente la sintaxis de lo político, eliminan la posibilidad de aparición de ciudadanos para conformar masas gregarias de obedientes trabajadores, de artistas subvencionados, de amantes de cualquier patria inventada. La ironía con que la historia se cumple se hace patente en ciertas intenciones que, al realizarse, se ven invertidas y malbaratadas por el devenir temporal, de manera que se trastocan en su contrario: si el objetivo de los sistemas públicos de educación era la universalización del saber, hemos obtenido la generalización inevitable del no-saber.
Punta de lanza de la deconstrucción del sistema educativo español es la ofensiva contra la filosofía. Ante ello, los filósofos deben vencer la adquirida complacencia funcionarial, las normas de cortesía de los administradores, la adulación espuria de la ideología, y defender con audacia la necesidad del pensamiento no domesticado en cualquier plan de estudios que pretenda hacer frente a las innumerables formas de servidumbre y tiranía. Ahora es el momento.
martes, 12 de febrero de 2008
Tragicomedia electoral en dos actos
Churchill afirmó que cada pueblo tiene el gobernante que se merece. Es triste, pero a menudo es imposible pensar otra cosa, lo que no digo sólo por los "queremos un caudillo" de la "Plataforma de Aduladores de Zapatero". El motivo de mi desánimo es otro y se ha hecho patente al ver esta tarde, en el telediario, las imágenes de una alocución dirigida por el presidente del gobierno a sus fieles de Toledo. El ritual de la mercadería electoral tenía como templo una iglesia. Una iglesia sin culto, como la presentadora se encargó de asegurar. El presidente del gobierno intentaba explicar las ayudas a las familias que su Gracia pretende conceder en caso de ganar las elecciones. Lo de siempre: un caudillo que promete repartir las migajas del festín presidencial entre el pueblo que ambiciona una servidumbre bien retribuida. Sin embargo, algo de ese aparato magnífico se resquebrajó, y fue como si el decorado hubiese sido iluminado por una luz sencilla y diáfana. El pobre hombre, al intentar algo así como improvisar una oración subordinada, se vio metido en un galimatías notable. No se entendía nada. Y todo parecía a punto del derrumbamiento.
El presidente prosiguió su retórica ininteligible hasta que -cuando más explícito se hacía que las palabras le asaltaban en un total desorden y el sinsentido inundaba su situación insostenible- el público comenzó a aplaudir y sepultó la debacle de su líder bajo un ensordecedor y revelador entusiasmo.
miércoles, 6 de febrero de 2008
Lo obvio imposible
http://www.20minutos.es/noticia/343311